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¡Soy bordergay!: trastorno límite de personalidad

T ener un trastorno límite de personalidad representa en nuestra sociedad un estigma muy marcado y muchas veces doloroso, cuando decidí hablar con mi entorno más cercano sobre mi diagnóstico, muchxs de ellxs me saturaron con adjetivos poco amigables; desde loquita (con cariño para tomarlo con calma), hasta exagerada y la reina del drama.

Lejos de molestarme o bajonearme, escucharles decir todas estas cosas sobre mí y mi condición, me hacía sentir  más fuerte y valiente sobre ello, y estaba dispuesta a luchar contra viento y marea; el problema es que no sólo soy border, también soy lesbiana y era momento de salir del clóset, así enfrenté la condena de sufrir doble discriminación.

Recuerdo que en aquel entonces, comentarles a las chicas con las que salía sobre mi diagnóstico representaba miedo, no sólo en mí, también en ellas, además de los fuertes prejuicios de no entablar una relación con una border porque todo iba a salir mal; definitivamente me sentía un ‘monstruo’ y poco a poco me fui alejando de todo y de todos.

Si ya era ‘diferente’ por tener TLP, yo lo era doblemente por ser lesbiana. El comportamiento de las personas me hizo sentir por mucho tiempo pequeñita, sin voz, sin razón, como un globo desinflándose poquito a poco, creyendo que todo en mí estaba mal.

Me costó por mucho tiempo creer que en pleno siglo XXI, la gente consideraba que ser gay y tener TLP era totalmente un tema tabú, un padecimiento, pero también me costó entender que es la sociedad tan llena de complejos la que quería eclipsarme, quitarme la voz.

Han pasado muchos años desde aquellos oscuros episodios, y están latentes en mi memoria; definitivamente gracias a cada experiencia es que puedo decir que aquí estoy, más fuerte, más valiente, viviendo relaciones sanas, con mi familia, con mi pareja, con mis amistades,  gritándole al mundo entero que soy gay, soy TLP, ¡soy bordergay!

No dejemos que nos quiten nuestra identidad, nuestra voz. Vamos a luchar contra el mundo lleno de prejuicios y odio, vamos a dejar nuestra huella, del color que quieras, tú eliges, pero lo más importante es que vamos a elegir ser felices.

Texto por Mariely Sánchez Montenegro e ilustración por Madeline Jasso originalmente publicada en Deletéreo.

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