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ideología de género

La cruzada contra la “ideología de género” en México

Texto por Daniel Salinas

PARTE 1

La conspiración

El 29 de mayo de 2020 se llevó a cabo la sesión en el Congreso de Nuevo León para legislar sobre la controversial iniciativa de reforma Pin Parental, una ley educativa que podría restringir el acceso a la educación sexual al hacer mandatoria una aprobación por escrito de los padres. El diputado Juan Carlos Leal del Partido Encuentro Social hizo referencia a la mal llamada “ideología de género” como causa del Holocausto nazi y enunció lo siguiente:

“La Segunda Guerra Mundial no fue causada por Hitler o Mussolini, fue por los pensadores heridos de amargura que fueron adoctrinados por una generación liberal de pensamiento: [Nietzsche], Marx y Darwin. A partir de [la] toma de poder en 1933, Hitler comenzó a educar con este virus la mente de los niños desde la primera infancia hasta la universidad, hasta 1945 que duró la locura de su Holocausto. Más de 50 millones de personas murieron y esto hoy se repite.”

Estas siniestras declaraciones pretenden crear pánico y repudio hacia la “ideología de género”, el constructo—más bien teoría de conspiración—concebido por grupos conservadores, como religiosos fundamentalistas y políticos de ultraderecha, para agrupar los avances de los movimientos feministas y LGBT+ de las últimas décadas y presentarlos como una amenaza para la sociedad y la moral, justificándose con argumentos religiosos disfrazados de científicos o de derechos humanos. Este movimiento utiliza la desinformación y el miedo para crear una movilización social que frene o revierta los derechos sociales de mujeres y minorías a través de la opinión pública y su influencia en el ámbito legislativo y ejecutivo.

Además de que este “argumento” es una falacia hablando en el contexto de educación sexual, pues el régimen nazi prohibía el aborto y perseguía a los homosexuales; la mención de Nietzsche, Marx y Darwin como fuentes del mal llama la atención ya que es algo que se menciona tal cual en Los protocolos de los sabios de Sion; un libro de conspiración antisemita de 1902 que, a pesar de haberse comprobado que es apócrifo, se ha utilizado alrededor del mundo, incluyendo en México, por cristianos y evangélicos fundamentalistas y conservadores de derecha para alimentar y propagar la teoría de un complot judeo-masónico-comunista que busca la caída de la civilización occidental (cristiana) y del cual hay que defenderse agresivamente.

Portada Los protocolos de los sabios de Sion

“No penséis que carecen de fundamento nuestras afirmaciones. Fijaos solamente en el éxito que hemos obtenido creando el darwinismo o el marxismo o el nietzchismo. Para nosotros, al menos, la influencia deletérea [que causa o puede causar la muerte por envenenamiento] de esas doctrinas debe ser del todo evidente.” (pag. 14)

Actualmente los adeptos a esta teoría, y quienes reciben su influencia indirectamente, consideran que tras la caída del régimen comunista, la izquierda liberal global utiliza la ideología de género como su arma de dominación mundial. Pero, ¿por qué ha tenido tanto auge este discurso en México? La respuesta está en el conflicto entre Iglesia y Estado que ha existido desde que Benito Juárez promulgó las Leyes de Reforma en 1855 y separó el poder eclesiástico del gobierno.

La Guerra Cristera

Durante la Revolución Mexicana la Iglesia católica jugó un papel antagónico contra el movimiento liberal. Con este antecedente, Plutarco Elías Calles promulgó la Ley Calles en 1926 para limitar enormemente el culto católico, detonando en la sangrienta guerra civil entre Estado e Iglesia denominada Guerra Cristera, la cual se estima que dejó al menos 250 mil muertos para 1929. Durante este periodo la Liga Nacional para la Defensa de las Libertades Religiosas, autorizada por la Santa Sede, movilizó a católicos en todo el país con el fin de resistirse al control del gobierno. A este movimiento se infiltró la secta radical Unión de Católicos Mexicanos, cuya forma de operar sería retomada más adelante por el Yunque.

El pacto de paz firmado por altos mandatarios, incluyendo al líder cristero Jesús Degollado Guízar—tío del fundador de los Legionarios de Cristo y depredador sexual Marcial Maciel— dejó insatisfecho a muchos civiles, lo que provocó una Segunda Guerra Cristera en 1934, esta vez  sin la aprobación del Vaticano. El detonante fue la reforma educativa socialista del Partido Nacional Revolucionario (activo entre 1929 y 1938) que incluiría educación sexual, la teoría de la evolución de Darwin, y una exclusión explícita de la doctrina religiosa con el fin de combatir el fanatismo y los prejuicios que lo acompañan. Los católicos se sintieron amenazados de nuevo y tomaron las armas para defenderse de lo que ellos consideraban otra persecución religiosa.

El desgastante conflicto terminó en 1938 con un pacto implícito entre el gobierno y la religión institucionalizada, pero la Iglesia católica habría de tomar una fuerte postura anticomunista que se volvería parte de su ADN, equiparando con comunismo cualquier corriente de pensamiento relacionada a la izquierda política como marxismo, socialismo, y más recientemente el feminismo y movimiento LGBT+. El repudio al marxismo también se debe a su inherente desestimación de la religión, como expresa Karl Marx en su célebre frase: “La religión es el opio del pueblo”.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría permeó el escenario político global con el conflicto ideológico entre occidente-capitalista, liderado por Estados Unidos, y oriente-comunista —y ateo—, guiado por la Unión Soviética. Se vivía una tensión por el miedo al uso de armas nucleares y la paranoia por infiltrados comunistas que intentarían propagar sus creencias en occidente. 

comunismo_FRENA

En México algunas universidades vieron surgir grupos estudiantiles radicales anticomunistas como el Frente Universitario Anticomunista (FUA) o los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (abiertamente nazis en sus influencias); guiados por líderes cristeros que buscaban fortalecer la Iglesia en America Latina mediante influencia y poder, retomando ideas del fallido Intermarium, el plan de Polonia para crear una subregión europea unificada para protegerse del imperialismo alemán y ruso.

El Yunque

Como ahora sabemos gracias a investigaciones como la de Álvaro Delgado en su libro El Yunque: la ultraderecha de 2003 y la de Santiago Mata en El Yunque en España: la sociedad secreta que divide a los católicos de 2015; el Yunque nació en Puebla en 1955 como una organización paramilitar secreta cuyo objetivo era combatir la conspiración judeo-masónica y tomar el poder con el fin de instaurar “el reino de Dios en la Tierra”. Su nombre apela a la capacidad y fortaleza para resistir la persecución. Su lema eraEl que obedece no se equivoca y una de sus armas ideológicas era la lectura de Los protocolos de los sabios de Sion por parte de sus miembros. No buscaban especificamente perseguir judíos, sino que era la justificación para su actuar radical, justo como lo hacían sus supuestos enemigos. Entre sus fundadores estaba Klaus Feldmann Petersen, simpatizante de Hitler.

Parte del misterio de la organización se debía a su jerarquía de pirámide inversa, donde las mentes principales permanecían ocultas; operando bajo organizaciones satélite como la anteriormente mencionada FUA en Puebla y el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) en CDMX. Jóvenes de clase media y alta de escuelas privadas eran reclutados con el fin de organizarlos y utilizarlos para reprimir movimientos de izquierda e infiltrarse en la vida política del país, algo que lograron principalmente a través del PAN, partido también simpatizante del nazismo durante la época.

El rito de iniciación yunquista

Similar a una secta, los jóvenes reclutados debían probar su lealtad a la organización a través de rituales de iniciación, mientras que sus árboles genealógicos eran escudriñados para procurar que no hubiera sangre judía o influencias comunistas. Ya adentro, recibían entrenamiento pseudo-militar para estar preparados para derrotar a los comunistas y a otras agrupaciones como asociaciones religiosas más progresistas, así como también a hippies o artistas “irreverentes”.

“Entre las hazañas del MURO se cuentan: golpizas, enfrentamientos con armas de fuego y punzocortantes en diferentes escuelas, robo de expedientes y documentos confidenciales, espionaje de sus adversarios, sabotaje de actos públicos y espectáculos, amenazas, protestas públicas, etcétera.”

(Edgar González Ruiz 2014)

Después de la masacre de Tlatelolco del 68 por parte del presidente Díaz Ordaz y la indignación social que radicalizó a la izquierda, la estrategia del Yunque se enfocaría en crear y nutrir plataformas de influencia, como con el Consejo Nacional de Estudiantes y Consejo Hispanoamericano de Estudiantes en 1979 para visibilizar su presencia dentro y fuera del país. Un año después, por presuntas disputas con los Tecos, sería asesinado Ramón Plata Moreno, uno de los fundadores del Yunque, pero la organización ya era lo suficientemente grande para sobrevivir. Aunque las sociedades secretas estaban prohibidas por la Santa Sede, el deseo de no dividir a la Iglesia católica permitió que la red “reservada” siguiera existiendo.

espiritualidad
Fragmentos del manual de adoctrinamiento del Yunque, publicado como anexo en el libro El ejército de Dios (2004) de Álvaro Delgado

Tras el fin de la Guerra Fría en 1991, la lucha anticomunista terminó y la aparición del Papa Juan Pablo II en las bolsas de papitas mexicanas fue una prueba de la reintegración de la Iglesia a la sociedad mexicana, ahora neoliberal. Con la llegada del PAN a la presidencia en 2000, el Yunque tenía ahora influencias en las más altas esferas del poder a través del gabinete de Vicente Fox. La Iglesia se prepararía para librar una batalla social contra el nuevo enemigo en construcción: la ”ideología de género”.


Próximamente

PARTE 2: El nuevo enemigo: la “ideología de género”

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