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Dos mujeres celebran en marcha del orgullo lgbti

COVID-19: El impacto económico en industrias LGBTI

Termina junio, el mes de la diversidad y se encontró un mundo revolucionado, confinado, con muchas más dificultades para poder hablar de diversidad e inclusión con libertad y sin miedo.

Si nos detenemos por un momento a tomar una mirada de cómo este mes es muy diferente a los pasados junio es importante considerar algunos aspectos:

Las actividades de conmemoración del orgullo LGBTQI+, de la cual tuviéramos un momento cúspide el pasado junio de 2019 con la conmemoración de los 50 años de Stonewall en Nueva York, en el marco de World Pride y los centenares de eventos alrededor de esta importante fecha. Este Verano 2020, están todas canceladas y solo habrá celebraciones virtuales.

Adicional a los eventos, los bares, restaurantes, discotecas, hoteles, cafés, tours y demás experiencias de viaje para esta temporada, tradicionalmente alta, están cerrados o cancelados.

La realidad pega más duro cuando vemos que las situaciones de profunda dificultad en las que muchas personas  LGBTQI+ están viviendo realidades con un doble factor de vulnerabilidad.

Por una parte el confinamiento del COVID-19, y por otra las condiciones en las que muchas personas se enfrentan: ambientes hostiles donde quedaron confinados a la fuerza, hogares donde sin poder salir deben convivir con el rechazo o violencia doméstica, muchas otras sin poder recibir ingresos poniendo en riesgo el pago de su vivienda, alimentación y seguridad social, incluso los gastos mínimos de supervivencia. Otras más sin poder acceder a sus medicamentos o controles de salud, y quienes han tenido que acudir a diferentes hogares o centros comunitarios de apoyo pues ya han perdido su hogar o han sido desalojadas y habitan las calles.

Finalmente y no menos importante, porque el mundo, especialmente en este mes, reclama nuestro interés, preocupación y sobre todo acción urgente como la discriminación hacia el Pueblo Afro, a quienes se les siguen vulnerando sus derechos y acabando hasta con sus vidas, y no se trata solo del caso viral de George Floyd en Estados Unidos. A diario mueren personas afrodescendientes en América Latina y Europa solamente por su color de piel.

Por algunas de estas razones y otras más, este mes es diferente e históricamente será recordado como tal, así que a lo mejor estamos frente a una gran oportunidad de decir, ¡SUFICIENTE!, y en realidad generar espacios y acciones de transformación en nuestras sociedades y en nuestros entornos económicos.

Pues bien, en efecto, el empoderamiento económico es sin dudas la mejor alternativa que existe para erradicar la discriminación y  la vulnerabilidad de las personas de las minorías, cualquiera que sea está: Diversidad Sexual, Origen Étnico, Condiciones o Capacidades diferentes, Origen, Sexo, Religión, Condición migratoria, generaciones diferentes…

Generar espacios de acceso a emprendimiento u oportunidades de trabajo formal en espacios libres de discriminación jamás ha sido tan relevante como ahora, la época del COVID-19 y el confinamiento, en la que muchas empresas e industrias la pasan mal por la drástica disminución de sus ventas e ingresos, pero otras industrias no han sido tan afectadas, es por esto que tenemos una gran oportunidad frente a nosotros, de ser más audaces, de aprovechar esas horas de “tiempo libre” o a lo mejor de “Tiempo obligado en casa” y aquellos que desde el privilegio tienen un lugar para vivir, seguro y lo pueden pagar, además de tener acceso a alimentación y un servicio de salud o atención médica por si se enferman de COVID-19 u otra enfermedad.

Dediquemos ese tiempo, no a “re-inventarnos” – expresión infame y con poca empatía con las realidades de muchas personas, pero si a promover acciones concretas de apoyo, un mensaje de inspiración, una llamada, una donación de alimentos, hasta económica a quienes la situación les es más difícil, es más oportuna que nunca.

Acciones que permitirán que industrias como el turismo, el entretenimiento, los servicios profesionales y de capital intelectual sean esos motores de la recuperación económica de un país, en especial de las personas históricamente marginadas.

Resistir es el llamado. La acción colectiva de apoyo, el sentido de ser una manada que entre sí se cuida y se protege, es el deber. Solo la solidaridad y la empatía por las demás personas, diferentes, pero humanas también, permitirán que salgamos adelante de esta pandemia, con vida y ojalá con buena salud, así que sea este Orgullo 2020 la oportunidad para acelerar esta transformación que nos debemos hace unas buenas décadas como humanidad.

Felipe Cárdenas González es el CEO de la Cámara de Comercio LGBT de Colombia. Síguelo en LinkedIn

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