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“La inclusión no es solo agregar”: Rebeca Garza, mujer trans aspirante a consejera del INE

En su carta motivo como aspirante a integrar el Consejo general del INE, Rebeca Garza, única mujer trans en el concurso, resalta su trayectoria organizando elecciones y un profundo conocimiento del engranaje del órgano en cuanto a juntas, figuras y funciones, incluso su participación en la implementación de la Reforma electoral de 2014 y el nacimiento del INE.

¿Cuáles son las cualidades que te hacen una candidata adecuada? 

En mi carta de exposición de motivos mencioné que me considero una candidata idónea para ocupar el cargo de Consejero Electoral dentro del Consejo general del Instituto Nacional Electoral porque tengo una trayectoria de 22 años organizando elecciones, 10 de ellos en distritos electorales indígenas en el estado de Puebla, otros 10 coordinando Estados completos, Baja California y Oaxaca y también tengo la experiencia de haber sido la primera vocal ejecutiva y consejera presidenta de una junta distrital y el Consejo distrital en Querétaro.

“No solamente tengo la experiencia, sino que fui integrante del servicio profesional electoral del Instituto Nacional Electoral por 19 años y tengo una formación especializada en materia electoral”.

En todos estos cargos he tenido la experiencia de organizar elecciones federales, locales, concurrentes, extraordinarias y diferentes mecanismos de participación ciudadana como asambleas, para que agrupaciones pueden constituirse como partidos políticos, consultas infantiles, entre otros. No solamente tengo la experiencia, sino que fui integrante del servicio profesional electoral del Instituto Nacional Electoral por 19 años y tengo una formación especializada en materia electoral. Mi maestría es en instituciones y procesos electorales y justamente el tema que abordé fue la participación política y la violencia de género que vivimos las personas trans en México dentro del sistema electoral desde 1990 hasta 2016. También participé activamente, como asesora interna aprobada por el INE, en la construcción del llamado protocolo trans que actualmente se apliquen todas las elecciones locales y federales, así como ejercicios de participación ciudadana, y que tiene como núcleo duro que ninguna persona trans sea discriminada cuando vota o durante el proceso electoral, por su identidad de género o por su expresión de género. Este protocolo ha sido aplicado y mejorado en países como Colombia, Chile y Perú.

“Desde Queretrans y desde la sociedad civil hemos denunciado los discursos de odio que han estado infiltrándose en los órganos electorales porque creemos que una democracia no se puede sostener si ciertos grupos siguen sufriendo exclusión y violencias como las personas trans”.

También, desde Queretrans S.C., organización de personas trans que fundamos en 2019, hemos impulsado acciones afirmativas como lo hicimos en 2021 con un formato de escrito que hicimos circular a diferentes agrupaciones LGBTQI+ para que pudieran exigirle a los institutos electorales locales el reconocimiento de estas acciones, también como empleada del Instituto Nacional Electoral impulsé que existiera un Protocolo laboral Trans que actualmente existe, pero es poco conocido. Desde mi punto de vista, es un trabajo que el instituto hizo muy bien y que debería de ser aplicado por otras instituciones públicas. Desde Queretrans y desde la sociedad civil hemos denunciado los discursos de odio que han estado infiltrándose en los órganos electorales porque creemos que una democracia no se puede sostener si ciertos grupos siguen sufriendo exclusión y violencias como las personas trans. 

Finalmente, también he trabajado en escribir, reflexionar y proponer acciones concretas a problemáticas particulares que estamos viviendo en las poblaciones trans binarias y no binarias dentro del sistema político electoral mexicano, generalmente en alianzas como mi amiga Ericka Lopez. 

¿Cuál es el futuro de las acciones afirmativas -y de la representación de la diversidad en materia electoral- con la nueva reforma electoral? 

El futuro es complejo porque, como señalé en el ensayo que hice llegar al comité técnico, a partir del 2021 que fue cuando surgen cinco acciones afirmativas a nivel federal y otras dos adicionales a niveles locales, lo que queda contestar de nueve acciones afirmativas en todo el país, se dio de manera desigual. Es decir, se identifican Estados o entidades federativas con un mayor reconocimiento de acciones afirmativas en tanto otros no, también se identifica una diversidad en la manera de reconocerlas de tal forma que unas entidades incluyeron la obligatoriedad y una perspectiva de derechos humanos amplia en tanto otras la aplicaron de una forma más restringida de modo que era optativa y a veces, como en la reforma actual, incluidas dentro de una bolsa grande llamada grupos históricamente vulnerables. Lo que quiero decir es que para algunos estados la reforma significará un avance en particular, para quién es estaban renuentes a reconocer estas acciones afirmativas; en cambio, en otras entidades que tuvieron abordajes más amplios en cuanto a derechos humanos le representará efectivamente un retroceso. Es importante matizar todo esto para que podamos hacer diagnósticos más certeros y serios y poder actuar al respecto. 

“Es muy importante no solamente concentrarnos en la democracia instrumental sino en una democracia basada en derechos humanos”. 

Desde mi punto de vista, las acciones afirmativas deben ir siempre en una línea progresiva y ascendente bajo los principios rectores de los derechos humanos como la universalidad, la progresividad, entre otros. De tal manera que, como lo señalé en mi ensayo, creo que se va a hacer uno de los grandes retos que tendrá que enfrentarse la nueva integración del Consejo general del Instituto nacional electoral porque no solamente toca la manera en que organizamos las elecciones sino que va de la mano con el reconocimiento y protección de derechos humanos. Es muy importante no solamente concentrarnos en la democracia instrumental sino en una democracia basada en derechos humanos. 

Para las personas que quieran conocer mi ensayo y mi exposición de motivos pueden visitar la página oficial de la Cámara de Diputados o en mi blog en rebecagarza.net 

¿Cuál es la importancia de normalizar a las mujeres trans en estos espacios de toma de decisión? 

Es muy importante transmitir el mensaje de que las personas trans también podemos ocupar y ejercer espacios de tomas decisiones, incluidas en el ámbito político y público. En el caso de las mujeres trans, es importante por el efecto de la Trans misoginia, qué es una forma de violencia compleja que intercepta la violencia de género misógina y machista con la violencia cissexista y transfóbica. 

La sugerencia es que vivamos todas las personas trans siendo muy comunes y consideradas iguales en México. De hecho, la mayor parte de la violencia contra personas LGBTQI+ se concentra en las mujeres trans, producto de estos dos fenómenos que te comento. Y esto es muy problemático porque, por una parte, por los estereotipos de género que puedas tener sobre la identidad y la expresión de género de una mujer te puede parecer falsa, artificial o producto de un engaño; por otra parte, invisibiliza las existencias y los contextos de violencia hacia los hombres trans y de las personas no binarias. Lo cual abona poco o nada en la resolución de otras y futuras problemáticas 

En tu experiencia, ¿cuáles crees que son los principales retos para el acceso a estos espacios? 

Considero que los principales retos son los que diferentes organizaciones trans han estado documentando desde hace años: la sistémica y estructural exclusión de las personas que no se ajustan al binarismo de género en espacios tan vitales como la familia, lo comunitario, escuela, entre otros espacios, en edades muy tempranas lo cual afecta directamente en el acceso pleno a derechos como a disfrutar de una familia que te proteja, a la educación, a la salud integral, al trabajo, a la seguridad social, a una vivienda digna, entre otros. 

“La realidad es que aún en 2023 a nadie llama sorpresa o asombro que ningún espacio cotidiano, como los lugares de trabajo, la escuela o incluso en actividades cotidianas comunitarias no exista presencia visible de personas trans. Parece ser que el único lugar en el cual consideran legítimo que podamos habitar es la noche, la oscuridad, la marginación y la clandestinidad”.

En otras palabras, las poblaciones trans -incluyendo las personas no binarias y de los pueblos originarios- que no se ajustan al binario sexo género, tienen diferentes oportunidades, todas con barreras y obstáculos para desarrollarse en plenitud como seres humanos solamente por su identidad de género, expresión de género o su orientación sexual. Estas dinámicas sociales trascienden a las instituciones públicas y privadas, trascienden las disposiciones legales y normativas que dicen que a nadie se le debe discriminar. La realidad es que aún en 2023 a nadie llama sorpresa o asombro que ningún espacio cotidiano, como los lugares de trabajo, la escuela o incluso en actividades cotidianas comunitarias no exista presencia visible de personas trans. Parece ser que el único lugar en el cual consideran legítimo que podamos habitar es la noche, la oscuridad, la marginación y la clandestinidad.

Ante la profileración de discursos discriminatorios de parte de servidores públicos como estrategia política para dividir, en lugar de trabajar para la ciudadanía, ¿Cuál es papel del órgano electoral? 

Desde mi punto de vista, debe de tener un papel importante como lo ha tenido con el tema de la violencia política en razón de género hacia las mujeres. El hecho de que no lo haya hecho o no haya tenido un papel tan firme hacia las violencias de género que viven las poblaciones de las diversidades sexuales y de género, no solamente las poblaciones trans, me hace pensar desde qué abordaje se está implementando la perspectiva de género y es un abordaje que también he escrito con mi amiga Ericka Lopez en diversas ocasiones y qué tiene que ver con una perspectiva como lo señalé antes que es cissexista y que hay que cuestionar, es decir, con una perspectiva que considera que la trayectoria de vida de las poblaciones trans es menos importante, menos válida, menos legítima, porque es menos “natural” y menos verdadera que la trayectoria de vida de las poblaciones que no son trans, es decir, las personas cisgénero. La cuestión es tan grave que incluso poder usar la palabra o la categoría de género como una categoría de análisis es considerada una ofensa cuando lo único que estamos solicitando es hablar de condiciones, porque se dice que las personas trans no somos personas biológicas, que es una forma cissexista de invalidar nuestras trayectorias de vida.

¿Cuál debería ser la responsabilidad de la ciudadanía cuando participa en ejercicios de la democracia más allá de ir a votar?

Creo que antes de exigirles responsabilidades cívicas a la ciudadanía debemos estar conscientes, por ejemplo, que en México un gran porcentaje de la población aún vive en pobreza o pobreza extrema, o bien en otros contextos aún más violentos por inseguridad o crimen organizado.

“Algo que he cuestionado constantemente dentro del sistema electoral mexicano es que me parece contradictorio que mientras desde 2018 hemos avanzado en acciones afirmativas y de 2014 en temas de paridad de género, las autoridades electorales sigan sin contratar personas trans”.

Más bien la pregunta que yo me hago es: ¿cómo construimos democracias incluyentes y garantizar derechos humanos en estos contextos? ¿Cómo se fortalece un sistema democrático como forma de vida si sólo centramos nuestra atención en hacer elecciones periódicas, sin entender que la pobreza y la violencia limitan los grados de libertad? Creo que la principal responsabilidad está en las personas que integramos las instituciones públicas, que fueron creadas para proteger y atender un derecho humano de todas las personas. 

“Es decir, la inclusión no sólo es agregar o adicionar sino modificar las estructuras para que de manera integral las poblaciones trans, en este caso, pueden ocupar todos los espacios del sistema electoral mexicano con absoluta dignidad […]”.

Algo que he cuestionado constantemente dentro del sistema electoral mexicano es que me parece contradictorio que mientras desde 2018 hemos avanzado en acciones afirmativas y de 2014 en temas de paridad de género, las autoridades electorales sigan sin contratar personas trans, los consejos electorales sigan sin tener integración de personas trans, o bien cuando las personas trans son empleadas dentro del sistema electoral denuncian diferentes violencias, cómo sucedió con el caso de Julia en Aguascalientes o mi propio caso. Es decir, la inclusión no sólo es agregar o adicionar sino modificar las estructuras para que de manera integral las poblaciones trans, en este caso, pueden ocupar todos los espacios del sistema electoral mexicano con absoluta dignidad, sin que nadie cuestiones nuestra identidad de género, nuestra expresión de género o nuestra orientación sexual. Ni mucho menos cuestione o desacredite nuestra capacidad profesional por estas características humanas.

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