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Amores (bi)narios: Representación de la bisexualidad en la pantalla

Texto por Francisco Marín

Well honey, I’m a little bi-furious!”

Roxy Richter. Scott Pilgrim vs. the World

Mucho se ha logrado en cuanto a representación de la comunidad LGBTIQ+ en la pantalla en términos generales. Poco a poco se ha ganado visibilidad y los estereotipos que, si bien todavía están presentes, evolucionan con el tiempo, la sociedad y la cultura. A pesar de la exposición que la diversidad sexual ha logrado, no todas las letras que integran al colectivo han tenido el mismo tipo de atención, quizás algunas hasta han llegado a ser invisibilizadas por la misma comunidad.

Cada día es más común ver parejas del mismo sexo dentro y fuera de la pantalla, pero cuando nos referimos a ellas asumimos que se trata de hombres estrictamente homosexuales y mujeres lesbianas, dejando fuera de la mesa la posibilidad de la bisexualidad. De cierto modo se ha normalizado el binomio heterosexual-homosexual, pero otras identidades existen y quedan relegadas ante esta limitada forma de comprender, comunicar e imaginar las relaciones afectivas.

Al referirse a la bisexualidad de una persona, seguramente, se han escuchado frases como “es una fase”, “anda un rato de bicurioso/a” o “todos experimentamos en la universidad”. Se ve a la bisexualidad como un período transitorio que cruza un individuo antes de definir su sexualidad, más nunca es referida como una orientación sexual posible. El hecho de contar con escasas representaciones de personajes bisexuales en los medios audiovisuales, y que estos refuercen estas ideas, es perjudicial para todos aquellos que no logran encontrar(se) y validar su identidad.

Michael du Plessis, (1996) menciona al respecto que para demandar y lograr mayor representación y visibilidad para la bisexualidad en las pantallas es necesario trabajar a partir de la misma invisibilidad que se enfrenta, tal como se hizo (y se continúa haciendo) con las imágenes de homosexuales. Se trata de generar presencia a través de la ausencia, demandar identidades a partir de la negación de las mismas. 

Como sociedad, todavía tenemos problemas con la posibilidad de la existencia de la bisexualidad y la fluidez sexual ya que no responde a los nuevos binomios aparentemente establecidos. Si esto ocurre en lo cotidiano, las representaciones que se hacen al respecto siguen sus confusos pasos.

Al pensar en lo bisexual en pantalla, las primeras imágenes que se vienen a la mente son de mujeres. Esto no es casualidad, pues con la intención de ser objeto de deseo, es “socialmente permitido” que dos mujeres sostengan encuentros sexuales (más no románticos) con la finalidad de saciar un deseo masculino. A esto se suma que aquellos personajes que se permiten explorar su sexualidad siempre terminan por retomar el “buen camino”, eligiendo formar una pareja heterosexual, reforzando la idea de que la bisexualidad solamente es momentánea para el individuo. Esto es visible en cintas populares como Scott Pilgrim vs. the World (Edgar Wright, 2010) donde una de las exparejas de Ramona es una mujer, Roxy, pero ella se refiere a su relación como “solamente una fase” y Scott encuentra eso más atractivo en ella ya que tuvo “una fase sexy”.

Así como hay estereotipos para representar a los homosexuales, también los ha habido, en menor medida, para las personas bisexuales. Richard Dyer (1977) señala que a menudo se presentan a estos personajes como traicioneros y carentes de habilidad para comprometerse, de ahí su confusión e imposibilidad de afirmarse como heterosexuales u homosexuales, tal como sucede en Sunday Bloody Sunday (John Schlesinger, 1971) o en The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975). De igual forma, los encuentros bisexuales suelen ocurrir fuera de la vida monógama, ya sea como “experimentación” por parte de uno de los personajes o la pareja, o como traición por una de las partes a la confianza del otro.

Sunday Bloody Sunday
Sunday Bloody Sunday (John Schlesinger, 1971)

Si bien no ha existido una amplia y diversa representación de la bisexualidad en el cine, Maria San Filippo (2013) hace notar que, al igual que los homosexuales, la bisexualidad siempre ha estado presente en el séptimo arte, pero no siempre se manifiesta de manera evidente. Hay filmes que tienen un lado bisexual en potencia, mismo que notan algunos espectadores y pueden, de forma indirecta, sentirse identificados. Existen cintas como Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969) o Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991) donde las relaciones entre los personajes del mismo sexo tienen una relevancia igual o mayor en tiempo y afectos que con sus respectivas parejas o interés románticos del sexo opuesto. Sin embargo, las normas narrativas, así como el imaginario colectivo, invitan a no pensar en las potencialidades de estas relaciones y vemos como deseo a cumplir y fin último el encuentro de la felicidad en la heterosexualidad o, en su defecto, la soledad para los personajes.

Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969)Referencias Bisexual
Midnight Cowboy (John Schlesinger, 1969)

Se ha argumentado (como salida fácil) que para hacer una representación fiel y evidente de la bisexualidad de un personaje se requiere más tiempo que el que una película puede ofrecer, razón por la cual, las series televisivas tiene una riqueza mayor en dichas representaciones, pero también han cometido los mismos errores que en la pantalla grande. Tal es el caso de Lucifer (2016-¿?), serie que vendía a su protagonista, el diablo (Tom Ellis), como un hombre/demonio bisexual. Ellis se nos presenta como un personaje queer en potencia, su aspecto, siempre a la moda y con ropa que realza su musculatura, además de su buen gusto en general lo convierten en un estereotipo clásico del homosexual, pero el efecto se rompe cuando se muestra su actitud de irresistible mujeriego. El show tiene personajes bisexuales en potencia, pero falla en darles visibilidad al negarles la oportunidad de asumirse como tal. Sus arcos narrativos obedecen al final hegemónico heterosexual que perpetua la invisbilidad y la homofobia.

También se debe decir que hay algunas series que destacan por su sensibilidad y diversidad al momento de escribir y mostrar personajes bisexuales algunas son Orange is the New Black (2013-2019) y How to Get Away with Murder (2014-2020). En ambos casos, el personaje en cuestión es mujer y es la protagonista. A ambas se les permite explorar con libertad su sexualidad. Viven y son vistas por el mundo como personas bisexuales y eluden cualquier tipo de desenlace heterosexual de los que he hablado anteriormente.

How to get away with murder Imagenes Bisexual
How to Get Away with Murder (2014-2020)

Un show animado que merece mención especial es Big Mouth (2017-¿?), cuyo tema central es el despertar sexual y el descubrimiento de la identidad de los adolescentes. Es, sin duda, la clase de programa que hubieras agradecido tener cuando te enfrentas a todos los momentos incómodos que implican dejar atrás la niñez. Uno de los personajes es Jay, un chico que descubre poco a poco su bisexualidad pasando por todos los prejuicios mencionados, pero también descubre que hay tantas formas de vivir la sexualidad como personas en el planeta.

Actualmente el cine ha intentado romper sus estigmas y busca crear historias con personajes diversos en ellas, pero en muchas ocasiones no logran seguir el ejemplo de la pantalla chica y hacen gala de hacer un descarado queerbaiting al momento de promocionar sus filmes. Esta mala suerte la han vivido personajes presuntamente bisexuales en grandes blockbusters, tal es el caso de la Mujer Maravilla o Deadpool, superhéroes que en su material de origen poseen una identidad bisexual, pero que en sus filmes, queda totalmente olvidado o relegado a simples líneas sugerentes que pasan desapercibidas si parpadeas un segundo. De igual forma, Marvel emocionó a sus fans cuando Tessa Thompson afirmó que Valkiria sería bisexual dentro del universo cinematográfico de la compañía, pero, hasta el momento, no existen indicios de que se muestre interés alguno por mostrarla de ese modo. 

Si bien el panorama no pareciera alentador, existen películas que han logrado tener una representación positiva de la bisexualidad. Les amours imaginaires (Xavier Dolan, 2010) muestra sin problemas la fluidez sexual de su protagonista y la naturalidad con la que el resto de los personajes forma parte de ella. De igual manera, en Latinoamérica, el director argentino Marco Berger logra con su ópera prima, Plan B (2009), mostrar la tensión sexual que hay entre dos hombres mientras ambos salen con la misma chica. Berger no solamente deja la bisexualidad de sus protagonistas como una exploración carnal, sino que la lleva al terreno de lo romántico y del descubrimiento para ambos desafiando toda convención previa.

No se trata únicamente de decir que un personaje es o no parte de la comunidad LGBTIQ+, hay que mostrar una representación positiva al respecto. La creación de personajes bisexuales no debe suponer un desafío para el audiovisual, sino una posibilidad de ofrecer la oportunidad de conocer al otro dejando en claro que la diversidad va más allá de los amores binarios que hemos construido. Es tiempo de mostrar que el deseo, la atracción y el amor trascienden cualquier forma y límite. Es momento de dar espacio a nuevas voces para contar y encontrar nuestras historias.


Referencias

Dyer, R. (1977).  Gays and Film. Londres: British Film Institute.

Du Plessis, M.  (1996).  “Blatantly Bisexual; or, Unthinking Queer Theory”. En Hall, D. y Pramaggiore, M. (eds).  RePresenting Bisexualities: Subjects and Cultures of Fluid Desire. Nueva York: New York University Press.

San Filippo, M. (2013). The B Word: Bisexuality in Contemporary Film and Television. Indiana: Indiana University Press.

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