Fotos de Haarón Álvarez, texto por Rodrigo Herrera

En un país tan peligroso para las personas trans como lo es México, el Día de la Memoria Trans adquiere un significado político relevante frente a la proliferación de violaciones de derechos humanos, los crímenes de odio en su contra y los niveles de impunidad, y las brechas sociales y de derechos humanos en la que se posicionan frente al resto de las personas. 

México ocupa el segundo lugar en el mundo en crímenes de odio hacia las personas LGBTQI+, y al mismo tiempo que las estadísticas dan cuenta de una realidad que urge cambiar, la memoria trans también adquiere un significado cultural en el mismo sentido en el que se crea y (re)construye la memoria, muy por encima de la mirada morbosa, estigmatizante y sesgada que nos han inculcado desde el exterior y a través del amor y el honor de las personas que recuerdan en vida, a queridas amigas, compañeras, hermanas, a luchadoras, a defensoras de derechos, a personas valientes que se atrevieron a ser ellas mismas, y cuyas vidas fueron extinguidas por cobardes asesinos, la gran mayoría impunes.  

Un crimen de odio es, ante todo, un crimen social. La violencia transfeminicida es la misma violencia machista que conocemos, toleramos y en muchas ocasiones perpetuamos. No existe un límite para la deconstrucción de una sociedad machista, sexista, transfóbica, racista y colonial como en la que vivimos, por lo que el trabajo es diario; alzar la voz por quienes no pueden, hacer eco de esas voces que aún no han sido escuchadas es un acto que debe reafirmarse todos los días y en todas las oportunidades; promover una cultura de tolerancia cero a todas las formas de discriminación, particularmente la transfobia y los discursos trans odiantes significa en cierto sentido, acuerpar a quienes han puesto hasta su propia carne por la libertad de todas aquellas personas que históricamente no encajamos, y debe de ser una de nuestras prioridades como disidencias sexuales. 

El Día de la Memoria Trans es una fecha para reflexionar acerca de nuestro papel para cambiar esta realidad, nuestra responsabilidad y la deuda que tenemos con las personas trans para que no solo puedan vivir una vida libre de discriminación y violencia, sino una vida digna y plena donde puedan realizar sus sueños y construir un proyecto de vida. Ya es tiempo que comencemos a pagar esta deuda. 

Hoy 20 de noviembre se dieron cita en el Hemiciclo a Juárez de la Ciudad de México, localizado en la Alameda Central, para realizar un acto de memoria para honrar las vidas de las personas trans y realizaron una caminata y acto conmemorativo con micrófono abierto, invitando a traer flores, fotos, carteles y banderas. 

Hoy, recordamos a quienes nos han enseñado a no vivir al margen de lo establecido. 

Hoy recordamos a quienes nos han mostrado que la libertad de ser tú mismx es un pilar crucial de nuestro derecho al libre desarrollo de nuestra personalidad. 

Hoy recordamos a quienes con el solo hecho de ser-existir expanden el límite de nuestra experiencia humana y merecen toda nuestra admiración y solidaridad. 

Hoy, ¿a quién recuerdas?

El arma más efectiva que tenemos frente al odio es el conocimiento. Aprovechemos cada oportunidad para sensibilizar a aquellas personas que no lo estén (sobre todo a las cercanas), hablemos de la violencia pero también de sus raíces y nuestra alta tolerancia, hablemos de cómo romper el ciclo, cómo prevenirla y qué necesitamos exigirle a las autoridades para castigarla. Hablemos del valor humano que se nos escapa con cada vida que perdemos por crímenes de odio a manos de la transfobia; visibilicemos los aportes de las personas trans a la humanidad en toda su diversidad.