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Literatura queer

Narciso en el diván

Este relato gay erótico fue el ganador del primer lugar de la convocatoria de textos “SEXFRIENDS”. 

Texto por Diego A. Guerrero Medina

Fotografía por Jordi Ciurana

Siempre que recuerdo algo empiezo por la música

esa ocasión era This Love, de Maroon Five

y así, mientras se ponía sus calcetines de La Mona Lisa

y un licor de cereza se deslizaba por mi garganta,

él hablaba de la belleza de lo inerte

de cómo los antiguos pensaban que la tierra era el centro inmóvil del universo

hasta que llegó Copérnico y le dio vida a todo,

y con ello mucha angustia a los que buscaban un punto fijo sobre el cual apoyarse,

entonces se atrincheró en las almohadas y dijo:

 

-“Siempre me ha dado miedo morirme, bueno no morirme, sino que al día siguiente de morirme se descubra la cura contra la vejez, lleguen los extraterrestres o comiencen los viajes en el tiempo, ya sabes, estaría muerto, pero me daría mucho coraje”

 

Era el prostituto más tierno de la ciudad

tenía tatuadas algunas frases en latín en los pliegos de su piel

que te arrastraban como oleaje si las mirabas lo suficiente,

pero fue al mirar su boca cuando entendí su tristeza,

su sinceridad que era la del cristal roto,

entre sus sábanas adiviné un cementerio de terciopelo

como si su cuerpo fuera la escena de un crimen

donde se quema el dinero lo mismo que los genitales,

él era en cierto modo una antorcha

que sufría y gozaba su propia inmolación

mientras iluminaba los deseos más oscuros de sus clientes.

Lo que más me gustó de él fue su alegría,

parecía un jardín en continuo amanecer,

no como si hablara de la primavera, no él es mucho más grande,

incluso más grande que toda la jodida ciudad,

no, él era mi mejor amigo, un ex novio al que le perdí el rastro muchos años,

hasta que nos encontramos de nuevo bajo el mismo foco fundido,

en uno de esos tugurios que de adolescentes nos parecía la antesala de la morgue,

antes, cuando éramos inocentes, el peor crimen hoy en día.

 

-“ a ti lo que te perturba no es que ahora sea prostituto, sino que has descubierto tu propia mortalidad, porque dentro de tu imaginación yo era parte de ti, y algo de lo que fui, ahora ha muerto, pero no te estoy juzgando, como tú a mí sí, no, la verdad es que eso que ahora estás pensando lo pensé la primera vez que me acosté con alguien por dinero, dime, ¿te gustaría acostarte conmigo por dinero?”

 

Incluso con aquellas palabras, como de un médico que bromea con el diagnóstico, 

pude recordar la primera vez que estuvimos juntos,

que, por cierto, fue mi primera vez,

ahora que todo era diferente, ¿me atrevería a jugar de nuevo a las fuercitas con alguien que se había declarado vencedor incluso antes de empezar?

Después de todo así crecimos, así amamos,

jugando a patear fascistas mientras aprendíamos nuevos pasos de baile,

renunciando a nuestra herencia familiar,

odiando frontalmente a nuestros padres, tíos, primos, hermanos y amigos,

en el fondo yo estaba contento, muy contento de que todo hubiera cambiado

y de que nada hubiera cambiado,

tenerlo frente a frente,

desnudo

fue como contemplar mi propia muerte,

mi alegre muerte,

en un mundo que pisa sin piedad las hojas del otoño.

 

-“no creas todo lo que te digo, no te voy a cobrar.”

 

-¿usted cree que deba tomar terapia doctor

o bastaría con hablar mis problemas en voz alta una vez a la semana?

¿no le ha dado la impresión de que afuera todo se derrumba, como una serpiente que cambia de piel para sobrevivir?

tampoco es que quiera detener el curso de los relojes y guardar la luz del sol para cuando se acaben las velas,

sólo que a veces siento demasiado aquello que no entiendo,

es esta vida,

tal vez me acuse de barroco, pero igual yo podría acusar al mundo de desechable,

todo se produce para ser usado una vez y luego tirado a la basura,

tenedores, platos, kleenex, latas, hasta joyería, cuerpos, lágrimas…

¿doctor, cree usted que me estoy volviendo loco 

o será que volveré a ser rey del mundo antes de envejecer por completo?

¿doctor, existe la justicia o es que realmente soy desechable?

descuide, sé que estoy hablando solo, no tiene que responder.

-“últimamente he pensado que el sexo es la apoteosis de la vida y de la muerte, ya sabes lo que nos acerca al cielo, lo más divino y lo más mortal, un momento de la vida donde no existe el pasado ni el futuro.”

 

La próxima vez creo que iré con mi amigo el prostituto, no se lo tome a mal doctor.

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