Texto por Ro Banda

A 41 años del inicio de una pandemia

Han pasado 41 años desde que se registraron los primeros casos de lo que se creía era una extraña neumonía en la gaceta del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos. Meses después, en julio de 1981 se publicaría el primer artículo en el New York Times en que sugería que únicamente  atacaba hombres gays: Rare Cancer Seen in 41 Homosexuals (Un raro cancer visto en 41 homosexuales), la palabra “gay” aún no estaba incluida en el manual de estilo del diario. Así, comenzó la pandemia  del VIH y el sida, la cual es una de las que más han azotado a la humanidad y continúa haciéndolo, y que ha dejado claro, puede afectar a cualquiera sin importar orientación, identidad sexual, identidad de género, raza, etnia y demás intersecciones.

La falta de accesos a pruebas y el estigma que aún persigue los diagnósticos reactivos a VIH suponen también un gran impedimento a la atención integral. 

Actualmente, las vidas con VIH son asequibles y llevaderas, incluso nos colocan en nuevas oportunidades para construir narrativas sobre esta pandemia que lleva más de cuatro  décadas rondándonos. Y estos últimos años se han logrado un grandes progresos en términos médicos y científicos, tanto en tratamientos como en calidad de vida. Aún así, la incidencia en casos de VIH sigue siendo alta y la reciente pandemia porCOVID-19 la ha exacerbado. 

Por todo ello, resulta  importante seguir hablando de VIH y la solidaridad humana que necesitamos para terminar con esta pandemia. Aquí algunos aspectos importantes que recordar… 

• La falta de accesos a pruebas y el estigma que aún persigue los diagnósticos reactivos a VIH suponen también un gran impedimento a la atención integral. Por eso es importante seguir apelando no sólo a la movilización del tema sino a la memoria histórica. Es decir, por un lado, es un tema que aunque pareciera “estar en control”, no hay que soltar el tema tan fácil. 

• Actualmente hay 38.4 millones de personas que viven con VIH en todo el mundo. Para muchos de nosotros, la innovación ha subsanado el peso del estigma y la relación estrecha con la muerte; sin embargo, no está del todo resuelto. La pandemia del VIH y el sida aún no se ha terminado. En África  la situación es particularmente angustiante, pues dos tercios de los casos de VIH ocurren ahí en la que las mujeres cis jóvenes representan el 63 % de las nuevas infecciones. En tanto, en Reino Unido la reciente incidencia de casos reactivos de VIH fue en hombres heterosexuales, mientras que en America del Norte y Latinoamérica la población clave sigue concentrada en Hombres gays, bisexuales y hombres que tienen sexo con hombres, así como mujeres trans y usuarios de drogas y sustancias. Existe también un vínculo entre VIH y violencia basada en género contra las mujeres; en algunas regiones del mundo las mujeres que han sufrido agresiones física o sexuales por parte de un compañero sentimental son 1.5 veces más propensas a contraer VIH (ONU Mujeres, 2017).Esto establece el hecho de porqué el VIH es un asunto de salud que nos pertenece a todos y cuya lucha está vinculada contra la lucha por los derechos humanos y contra todas las formas de violencia y discriminación.   

El pensar en el acceso universal, también nos obliga a articular desde la justicia social para que pueda alcanzar a todas las personas.

• En la reciente conferencia anual del Sida en Montreal, la ONU presentó su informe In Danger se advierte que la respuesta mundial a la pandemia del sida y el VIH cayó en todo el mundo en consecuencia de la COVID-19, pues el confinamiento relajó por completo las estrategias de detección y prevención, por lo que se ha retrasado las metas planteadas  para el 2025 y que  ahora, debido está situación, se ha postergado hasta el 2030; lo que nos ha alejado completamente de eliminar la transmisión del VIH, la cual consiste en la estrategia 90-90-90; es decir, 90 % de las personas sabiendo su status, el 90 % con acceso al tratamiento y el 90 % indetectables. 

• Gran parte de la problemática del VIH y el sida es creada por la desigualdad de los accesos, la cual no ha mejorado conforme los avances y la innovación. Es decir, tenerlos puede resultar una gran solución pero también puede ser la mayor traba para la atención y erradicación del VIH a nivel global. El pensar en el acceso universal, también nos obliga a articular desde la justicia social para que pueda alcanzar a todas las personas. 

[…] necesitamos políticas que dejen de criminalizar y estigmatizar el VIH, pues es el estigma y la desinformación es el principal obstáculo de las personas para detectarse […]

• Es necesario apelar a los avances y a la innovación con base científica como las pruebas de 4ta generación que detectan el virus tan sólo a los 15 días de haber tenido contacto con el virus, la profilaxis pre y post exposición (PrEP y PEP) y los tratamientos antiretrovirales que hacen posible que alguien Indetectable = Intransmisible. Quizás no lo resuelven todo pero nos han hecho avanzar hacia nuevas narrativas alejadas del estigma y la discriminación. Es inevitable mencionar que necesitamos políticas que dejen de criminalizar y estigmatizar el VIH, pues es el estigma y la desinformación es el principal obstáculo de las personas para detectarse, asistir a un centro de salud o bien, de ingresar a un seguimiento. 

Por último hay que recordar que en México, los fondos gubernamentales que apoyaban a las asociaciones civiles y grupos comunitarios fueron retirados hace un par de años por la administración federal; esto no ha parado ni frenado los trabajos comunitarios, las instancias que se han creado para dar la respuesta inmediata al VIH que se necesita en nuestro país, pero no son suficientes.Necesitamos fortalecer las exigencias a las autoridades hacia una contención y atención adecuada y pertinente que nos permita por un lado, no dejar el tema ante las actuales y nuevas crisis pero también, actuar decididamente y con el compromiso de recortar el grado de incidencia del VIH y de frenar por fin la transmisión.