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La cicatriz que tienes en la rodilla te la hiciste una vez que fuiste a buscarme a la escuela. Aún recuerdo tu herida y lo sorprendido que estaba por que no lloraras.

Salir del armario rara vez es un proceso fácil, y ciertamente existen desafíos para algunas personas LGBTQI+ que viven en áreas rurales. Necesitamos continuar buscando formas de llegar e involucrar a estas comunidades en su conjunto, para mostrar que hay personas LGBTQI+ en todas partes.

Hace unos meses cumplí treinta años; soy homosexual, tengo un perro, tres gatos, estoy soltero, y no sé qué va a pasar conmigo cuando llegué a viejo (si llego).

Probablemente cometa un par de errores históricos aquí porque lo cierto es que es una de esas historias familiares que no hay manera de comprobar porque no existen evidencias.

Comenzó como un recuerdo alegre, íbamos por la calle. Algo que paso hace como 15 años o tal vez más. Te caíste y cómo nos reímos. Después la nostalgia llegó.

Dicen que desempolvando el pasado se corre el riesgo de contaminarlo con la realidad.

Mis papás (ya casados) se mudaron de la vecindad por un apartamento más moderno en la Colonia Álamos a mediados de la década de los 70s. Allá nacería yo, y un par de años después, mi hermano.

Mi experiencia en la paternidad de un niño gay.

Una declaración como ésta te puede dejar sin aliento, sin las palabras adecuadas para responder. Yo escuché esto de tres de mis cuatro hijos.

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