La CIA sigue intentando asesinar a Clark Kent por ser un periodista demasiado bueno
Ilustración Oscar Pinto Clark se detuvo frente a la puerta e inhaló. Ella seguía allí. La había visto de camino a casa desde el Daily; supo que era ella por su hueso pélvico, visiblemente más ancho que el de un hombre, incluso a través de treinta pisos de hormigón vertido y acero forjado. La primera mujer que la CIA había enviado
Tres puntos
No recuerdo dónde lo había conocido, seguro en una aplicación de citas como las que había antes, pero ahora ya hay tantas y otras nuevas plataformas que si no fue en una fue en otra, lo más seguro en alguna fiesta virtual o en algún chat donde de pronto un nombre de usuario dejó de significar sólo números y letras.
Fantasía microdermal
Susana y yo habíamos estudiado juntas desde la preparatoria. Yo estaba recién llegada y ella me ayudó a aclimatarme a Bogotá, una ciudad entre montañas, lejos de ciertas jurisdicciones para cuerpos con mi condición.
Hasta que la Tierra sane
El universo entero se despliega ante mis ávidas pupilas que recorren la oscura bóveda del cielo. Y recuerdo los hermosos ojos grises de Emiliano, contemplando el mismo escenario desde algún punto de esta tierra devastada.
Apapacho
No sé cuándo la gente dejó de escribir cartas, pero fue mucho antes de que tú y yo naciéramos. Mi bisabuela Concha me contó que ella tuvo un novio que le escribía cartas, muchas cartas, a pesar de que ya en esa época era inusual que alguien lo hiciera, más mano.
Menōr
Al final de todo ––nuestro todo––, no fue la humanidad la que provocó su propia caída. Cuento corto de ciencia ficción distópico.
Demasiado cerca
La noticia de que un asteroide del tamaño del Everest iba a chocar con el planeta había sido publicada hace cinco meses junto con precisas infografías de cómo la onda expansiva iba a arrasar en segundos con las costas del Atlántico.
Añejo futuro caduco
La mañana que comenzó todo, Sania regresaba a la Base; cargaba esta vez un cuerpo voluptuoso, una rubia despampanante de ojos azules y cabello hasta la cintura.
Lo hice pensando en ti
Jenny, corazón mío, soy Sara. Lamento tanto la tardanza titánica, pero apenas pudimos restablecer la comunicación aquí. Además, te mando mensaje por que las comunicaciones en audio no están listas y los textos son más fáciles de enviar hasta la Tierra.