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NSFW – París de noche (I)

Texto por Max

Fotografía por Robert Alem

Algo que noté cuando llegué a Paris fue el cambio en el ambiente gay. Hay una gran diferencia entre los gays de la Ciudad de México y los de París.

En París me encontré con lugares muy densos, acá de verdad puedes encontrar lo que quieras o necesites, puedes “darle vuelo a la hilacha” de una manera sin igual y vivir sin restricciones tu sexualidad. Claro, esto es una paradoja porque en realidad la sociedad francesa es tan conservadora -o “mocha” como dirían en mi pueblo- como lo son algunas partes de México. Esta apariencia de “Europa, primer mundo igual a libertad”, es una ilusión que viven algunos.

En Paris, como toda gran ciudad en el mundo que se respeta, tiene un barrio gay; Le Marais. Sin embargo fue a causa de la aparición del internet, y de las aplicaciones de ligue que este y los demás barrios gay de antaño han perdido su verdadero objetivo: encontrarse con los otros, con los iguales. Antes eran lugares donde ibas para salir, comer, pasear en plena seguridad, y claro, ligar y poder irte a divertir con alguien si así lo deseabas. Hoy, Le Marais, como todos los otros barrios de Europa ha perdido su encanto mutando a un lugar donde sólo se encuentran restaurantes, bares, tiendas de moda, de diseñador y de decoración. Empero, aún subsisten algunos lugares de ligue de antaño, uno que otro bar o antro gay y claro los célebres lugares naturistas y de cruising como Le Depôt, Sun City, Krash bar o Le Bunker, tan sólo por mencionar algunos. Aquí el ambiente es denso, vas a lo que vas con el objetivo de satisfacer lo que quieres sacar de tu ser. No hay más.

Este tipo de lugares funciona por temáticas de acuerdo al fetiche más buscado, que va desde el naturismo, pasando por el uso de ropa deportiva, cuero, sadomasoquismo hasta los orines. Cabe decir que acá en París, muchos, muchísimos chicos , tienen sexo sin condón, y esto es porque todo el mundo tiene el acceso al PREP, es gratis y eso da cierta seguridad respecto al VIH, más no contra las otras infecciones de transmisión. Tan sólo hay que pedirlo y asumir el riesgo y el placer que uno desee.

En los alrededores del museo más antiguo del mundo, así es, los Jardines del Louvre, hay un laberinto justo enfrente de la gran pirámide de Pei. Aquí, al caer la noche, llegan los chicos. Los hay de todas las edades y razas, todos tienen un único objetivo: la cacería. Es como estar en un lugar de cruising pero al aire libre, frente al Louvre donde de verdad pasa de todo. Es algo que hay que ver. Al visitar estos lugares se debe ser consciente del riesgo, pero también de la adrenalina que se siente al estar ahí. Uno debe saber lo que busca y lo que ofrece, o simplemente dejarse ir y ver.

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